viernes, 26 de junio de 2009

Rosas Amarillas



Había una vez una rosa amarilla muy bella, se sentía orgullosa al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la miraba de lejos.

A su lado siempre había un sapo grande y oscuro, por eso nadie se acercaba a verla. Indignaba ante su descubrimiento, ordenó al sapo que se fuera de inmediato.
Si eso es lo que quieres, me iré, dijo el sapo, resignado.

Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla, caso sin hojas y sin pétalos.
Se acercó y le dijo: ¿Qué te pasa?, realmente te veo mal.

La rosa le explicó lo que ocurrido: No entiendo nada, pero desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día y nunca pude volver a ser igual.
Claro, contestó el sapo, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella de jardín.

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más valiosos, mejores que ellos, o simplemente porque pensamos que no nos “sirven” para nada.
Pero esa actitud no es correcta.

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